El edificio se configura mediante dos volúmenes claros que crean espacios de relación con el entorno y que contribuyen a mejorar las condiciones térmicas de la vivienda. De este modo, se dispondrá de espacios protegidos y soleados en invierno al sur a la vez que sombríos y ventilados en verano hacia el norte.
En el interior se establece una diferenciación clara entre la zona de día y la zona de noche. Destaca el volumen central de servicios, en torno al que se sitúan la cocina y la sala de estar, y que aporta luz y ventilación al interior de la vivienda.
La envolvente, formada por sencillos paramentos blancos, cede protagonismo al juego de volúmenes, que destacan en medio de la enorme variedad de tonos verdes y ocres que la rodean.