Hay ocasiones en las que los condicionantes de un proyecto son tantos, que el proceso arquitectónico de buscar la mejor respuesta a cada uno determina el resultado, y lo que en principio parece un problema, se convierte en el gen que lo singulariza.
ENTORNO
Esta vivienda se sitúa en Tibiás, un núcleo rural que como tantos otros, creció de una forma desordenada por su proximidad a Ourense. La parcela está en el límite del núcleo con un bosque, rodeada por nuevas edificaciones, y alguna más antigua desvirtuada por las sucesivas intervenciones. Al norte la protege una ladera, y al sureste, donde está la calle de acceso, se sitúan las vistas más interesantes.
La normativa urbanística determina que sólo una pequeña parte de la parcela sea edificable (la situada al sur), dejando un importante retranqueo con la calle de acceso. Pero además, en medio de la misma crece un imponente roble, él único de la parcela, y que con buen criterio los propietarios querían conservar.
Otro factor determinante en cualquier vivienda que se construya en Ourense es el clima: hay que aprovechar el poco sol de los fríos inviernos, pero también ser precisos con el control solar en verano, dando respuesta a la necesidad de sombra que tiene el edificio y su entorno.
PROGRAMA DE NECESIDADES
La casa es el hogar de una pareja y sus dos hijas, para las que quieren un espacio propio, contando además con un estudio y un cuarto de invitados. Pretenden que la vivienda se desarrolle en una única planta, que esté en contacto con la parcela y tener un espacio exterior que mantenga la privacidad. Como se desplazan principalmente en coche necesitan un garaje cómodo, además de cuartos de instalaciones, bodega y almacén.
PROYECTO
Nuestra respuesta comienza por configurar una vivienda en torno al árbol, generando un espacio exterior con sombra en verano y sombra en invierno, como una extensión da vivienda, que se abra hacia el oeste, donde no hay edificaciones sino un bosque, por lo que se logra mantener la privacidad, permitiendo una visión parcial de la calle y el valle.
El estudio topográfico del terreno nos ayuda a elegir la cota a la que debe estar la vivienda, sin modificar apenas el terreno, lo que además de ahorrar costes, crea un menor impacto en el paisaje. El desnivel existente, genera un espacio en la parte sur de la edificación bajo el que situar el garaje, y un espacio exterior cubierto que permite una cierta relación visual entre patio y calle.
Buscamos una respuesta orgánica en la volumetría: un único volumen se pliega a medida de las necesidades; cuenta con una envolvente continua en fachadas, cubierta y vuelos, lo que nos llevó a una solución constructiva que permite utilizar un único material en toda a superficie exterior: la piedra. El mayor esfuerzo económico se centró en esa piel, no sólo por su acabado, sino también por lograr el mejor aislamiento posible, lo que combinado con una instalación geotérmica nos ofrece con un mínimo coste y d mantenimiento, calor en invierno y refrigeración en verano.
El esquema funcional sitúa el acceso en la parte central de la U que forma la edificación, así como la zona de circulación y servicio; se establece la zona de día en la parte norte, con salida directa a la parcela y al patio, y con huecos la norte y sur. La zona de dormitorios se abre al sureste, y se conforma en dos zonas: una para las hijas con su propia sala y baño; y otra la de los padres, que cuenta con terraza individual orientada hacia las lejanas vistas del valle. La circulación se relaciona siempre con el patio, lo que genera una relación visual enriquecedora entre los distintos espacios de la vivienda.
El acceso a la parcela se realiza por la parte sur, la misma cota en la que se sitúan el garaje y los locales de instalaciones, y desde aquí parte una suave rampa por la fachada este hasta el acceso peatonal a la vivienda. A veces los clientes necesitan un tempo para adaptarse a su nueva casa, a su jardín, a su huerto… En este caso, la conexión fue inmediata: la relación entre la casa, la parcela y sus habitantes fluye de modo natural, lo que se percibe nada más entrar en la vivienda, siendo el espacio que se genera en torno al gran roble, el corazón de la casa.